jueves, 8 de junio de 2017

Nueva salida cortita...

Está visto que esta temporada vamos escasos de suerte en lo que es pasear visitas. Pero vamos mejorando. Hace unas semanas fueron diez metros de paseo. Este fin de semana llegamos un poco más lejos: hasta la bocana del puerto.
Había que aprovechar que tenemos visita internacional para mostrar cómo se puede disfrutar del barco, cuando hace buen tiempo.
Pero en primavera, el tiempo es cambiante y caprichoso, y el pasado sábado nos demostró que uno no puede fiarse.
Toda la semana con un sol de justicia, y el sábado amanece grisáceo y poco prometedor... aunque la previsión no daba lluvias para aquella mañana. Aún así, nos dirigimos al puerto, a intentar disfrutar de un día de navegación. Se celebraba una regata en el náutico, y había barcos saliendo. ¡Vamos allá!
¡Todo el mundo a bordo! A veces hasta salía un rayo de sol, y parecía que quería alegrarse el día...
Quitando la funda de la vela mayor, ¡yo aún creía que íbamos a navegar!
¡Ya hemos salido! Maniobrando por el puerto, una nube negra hace acto de presencia...
¡Tormentón! En tres minutos cayó un chaparrón como pocos (se ven algunas gotas en la estela del Entre dos azules) y descargaron unos rayos impresionantes en las grúas del puerto. El estruendo era tal, y llovía tanto, que lo único que pudimos hacer fue enviar a la tripulación abajo, dar media vuelta, y volver al amarre con el rabo entre las piernas.
Entrando al amarre de popa. La ventaja del barco es que para maniobrar marcha atrás, no es necesario pasar el brazo por detrás del asiento del copiloto y girar el cuello... Uno se da la vuelta, y conduce al revés.
La desventaja, es que ante una foto desde la cabina, no me pilla el mejor ángulo...
Una vez en el amarre, volvió a salir el sol. En fin, pues a disfrutar de las cervecitas, y la navegación la dejamos para cuando haya clima de pareo y bikini.

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