domingo, 7 de febrero de 2016

X Regata Castell de Cullera

Y comienza un nuevo mes, y hay una nueva regata en Cullera.
Esta vez repite Raquel, que ya vino con nosotros a la regata Torre del Marenyet, y Pepa, que viene a hacer su bautismo de crucero con nosotros.
Así que nos levantamos de nuevo tempranito, y el sábado a las siete y media salimos del náutico con el Entre dos Azules. Esta vez el amanecer se vio un poquito deslucido, por la bruma, y el día no parecía querer levantar.
Aunque nos dio para disfrutar del solario de proa del Entre dos azules llegando al faro de Cullera. En este barco nos estamos especializando en tripulación femenina...
Llegamos al Náutico de Cullera a tiempo para la reunión de patrones, incluso a tiempo para almorzar.
Esta vez la regata va a consistir en un recorrido tipo bastón, sin boya de desmarque, de tres millas. La clase Club debe hacer el bastón una vez, salida entre la Penyeta del moro y el barco Comité, subida hasta la boya de barlovento, y bajada a meta de nuevo entre la Penyeta del moro y el barco Comité.
La clase Regata, como siempre, tiene un recorrido ampliado con tres millas extra, que para eso corren más.
Salimos al campo de regatas, diecisiete barcos en competición. La estampa de tanta vela en febrero alrededor de la Penyeta es impresionante, hay mucha afición por aquí.
Iniciamos la rueda de reconocimiento, y después del despiste de algunos y los problemas técnicos de otros, todo el mundo confirmó que estaba en regata, y se inició el procedimiento de salida. Como siempre, nosotros hicimos la salida a sotavento, ya hay tiempo en tres millas de corregir el rumbo, y suponíamos que el role previsto de viento nos iba a favorecer. Subimos hacia el faro de Cullera, porque el rumbo amurados a estribor nos favorecía (la ceñida a babor nos alejaba de la boya...). Con el viento flojito, comenzamos a tragar millas a unos dos nudos de velocidad.
El viento fue animándose a medida que avanzaba la prueba, y saliendo de la influencia de la bahía, alcanzamos al Constancia y al Phoebe, que estaban encarnizados en un duelo a dos.
Sí, sí, vosotros pegaros, que yo paso por aquí, la la la...
Cuando saludo al Constancia, me saludan con una lata de cerveza en la mano, ¿hay que brindar? Llevo vino a bordo:
¡Salud!
Como siempre, llegando a la boya, hay que virar para ganar barlovento, y poder doblar la boya por babor.
Viramos y nos alejamos del faro para cruzar el bastón y volver a subir a la boya. Santi está vigilando las lanitas de la mayor, no está tomando el sol...
¡Ya estamos aquí! Tomar la boya por babor, no tocarla, y trasluchar para bajar hasta la Penyeta del moro, esta vez el viento nos empuja por la aleta. Fotos paralelas:
El Entre dos azules desde el Constancia.
El Constancia desde el Entre dos azules.
Bajando, llegamos a superar los cuatro nudos de velocidad real, el viento se fue portando a lo largo de la regata. Después de dos horas y diecinueve minutos, llegamos a meta, y enfilamos el puerto, ¡nos hemos ganado la paella!

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