martes, 2 de febrero de 2016

Carpintería y saneamiento interior

Desde que volvimos de la varada en Burriana, no hemos navegado nada, pero nada-nada... el invierno está siendo poco productivo. Tenemos que aprovechar para hacer algo de brico-barco.
Como el plan es ir arreglando el Entre dos azules sin perder oportunidad de navegar, pues no desmontamos el interior completamente (aunque así sí que tendríamos un barco regatero de verdad...) sino que vamos saneando y arreglando poquito a poco.
Esta vez (no me digáis por qué, las decisiones a veces se toman solas), le ha tocado al respaldo del sofá de babor, y al mamparo central del barco.
Aquí, el aspecto que tenía un día que nos dio por celebrar que tenemos barco; un recubrimiento de fibra de coco, y un cojín pegado directamente al respaldo, que se caía continuamente... Hace unos meses lo arrancamos todo, junto con la polipiel de las paredes...
Cochino y feo, pero pica menos que antes...
Y así lleva el pobrecito un par de meses, que como sólo lo vemos nosotros, pues no le hacemos caso. Pero este próximo fin de semana tenemos regata, y visitas, y no vamos a presentar un barco piojoso... Así que Santi se compró la Decapower, y se puso a luchar a taladro partido contra la cola de contacto de la pared.
El primer día, no se nota mucho avance, ¿no?
La cola de contacto utilizada para pegar la tapicería a la pared tiene varias propiedades que la hacen idónea para su uso, y una de ellas es la indestructibilidad. ¿Cómo puede ser que un pegamento aplicado hace más de diez años (por lo menos) sea tan difícil de quitar?
La zona que esta debajo de la fibra de coco, quizás por estar más en contacto con el aire, se ha resecado más y se quita fácil. La otra ¡aún está elástica! El cepillo decapador se lleva el moco ése de un lado a otro; Santi tuvo que esforzarse al máximo para limpiar el respaldo...
¡Respaldo limpio! Una manita más de lija, y las manchas de óxido desaparecerán.
El mamparo de madera requiere un poco más de mimo; el cepillo puede llevarse la primera capa de contrachapado fácilmente, y tampoco es preciso sanear tanto. Aunque como descubrimos bajo la polipiel un parche de masilla blanca, también habrá que ver qué esconde eso:
Primero, desmontar el asidero de la pared:
Y ahora, a sanear con cuidado la superficie; resulta que el pegote de masilla blanca cubre dos zonas horizontales no tan grandes como parecía en un principio:
Ya está listo para recibir una capa de corcho. ¿O creíais que se iba a quedar así?
¡Más fotos en el siguiente capítulo de Brico-Barco!

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