domingo, 27 de diciembre de 2015

¡Feliz solsticio de invierno!

Esta entrada viene a ser una de ésas de divulgación, así que si no quieres aprender, no sigas leyendo. (Para que luego digan que no aviso). También intentaré que no sea un tostón (para los que siguen leyendo por aquí).
Casi todo el mundo sabe qué son las estaciones, y, más o menos, a qué son debidas, ¿verdad? Pues entonces no os voy a contar nada que no sepáis ya, pero lo voy a ilustrar, para que se os quede.
Las estaciones astronómicas, que cada vez tienen menos que ver con las climáticas, se suceden entre los llamados solsticios y equinoccios; lo que quiere decir, literalmente, extremos del sol, y noches equivalentes (al día, se entiende).
La órbita terrestre es una elipse de radio medio 149.60 millones de Kilómetros, y una excentricidad de 0.0126. Todos los datos están en la Wikipedia (artículo en inglés; lamentablemente, el artículo en español no es tan extenso).
Lo que quiere decir que no os imaginéis una elipse muy exagerada; es casi una circunferencia; ¿qué son cinco milloncejos de Kilómetros de diferencia entre ciento cincuenta?
La diferencia, entonces, no está en la distancia al sol. Observemos la inclinación del eje de rotación de la tierra; 23º27' de inclinación, para ser exactos.
Los solsticios de verano y de invierno se dan cuando la inclinación de dicho eje coincide con la dirección hacia el sol. En el solsticio de invierno en el hemisferio norte, cerca del 21 de Diciembre, (solsticio de verano en el hemisferio sur) la tierra tiene el polo norte apuntando hacia afuera de la órbita, lo que quiere decir que todo el territorio al norte del círculo polar ártico está a oscuras. No sale el sol durante seis meses en el Ártico. Afortunadamente para la Antártida, allí es de día. Todo el día. Durante seis meses. Vaya insomnio, ¿no?
En el lado opuesto de la órbita encontramos el solsticio de verano en el hemisferio norte; de invierno en el hemisferio sur, alrededor del 21 de Junio. Lo mismo pero al revés, el polo norte apunta claramente hacia adentro de la órbita, y esta vez son los osos polares quienes no pueden pegar ojo, mientras que los pingüinos están apiñados en grandes manadas para no congelarse en la noche antártica.
Este movimiento tiene relación directa con los paralelos que nos hicieron aprender en la escuela; veréis:
En esta imagen, que he sacado de aquí, vemos los meridianos, que dividen la tierra en mitades iguales, pasando por los polos (como los gajos de una naranja, vaya), y los paralelos, todos ellos curvas imaginarias que nos sirven para situarnos en la superficie terrestre. (Ya os expliqué algo sobre navegación y derrotas ortodrómicas hace años en este blog).
De esos paralelos había dos que nos teníamos que aprender de memorieta, y que eran un peñazo, porque, al menos a mí, no me explicaron para qué servían.
Tendemos a pensar que el único punto donde el sol cae a plomo sobre la tierra es el ecuador, ¿verdad? Pues, debido a la famosa inclinación del eje terrestre, eso no es cierto, salvo en los equinoccios. Cuando nos acercamos a Diciembre, la línea de incidencia de los rayos del sol se va moviendo hacia el sur, hasta que alrededor del día 21, el sol cae directamente sobre el trópico de Capricornio, dejándote sin sombra, si da la casualidad que pasas por allí. En Junio pasa lo mismo, pero en el trópico de Cáncer, a 23º27' de latitud norte... ¡Exactamente lo mismo que la inclinación del eje de la tierra! ¿Casualidad? No: Geometría.
Y, por último, una curiosidad más de la órbita terrestre: Los solsticios no caen exactamente en los extremos de la elipse; como se puede observar en esta imagen de la Wikipedia (ojo, la escala está exagerada, ya os he comentado que la diferencia entre el perihelio -punto de la órbita más cercano al sol- y el afelio -punto de la órbita más alejado- no es tan grande, a escala)

Lo que podemos deducir de esta imagen (aparte de que esto explica el analema, o trazado del sol para la corrección de la hora en los relojes solares; ved un curioso ejemplo aquí,  By Rob Cook (Created by uploader (author).) [Public domain], via Wikimedia Commons), es que el invierno boreal, que va desde el 21 de Diciembre al 21 de Marzo es dos días más corto que el invierno austral, que va desde el 21 de Junio al 23 de septiembre. He aquí la última explicación: el equinoccio de septiembre llega dos días más tarde (otra de esas fechas arbitrarias que nos hacían aprender en la escuela) porque la tierra está dando la curva más larga de su órbita.

viernes, 18 de diciembre de 2015

VIII regata de cruceros Playa de San Antonio - Regata

Doce de Diciembre, Cullera.
El día amanece tristón y gris, sin ganas de sol. En realidad invita a quedarse en la camita, con una taza de chocolate caliente, y un periódico. Pero tenemos el barco en Cullera. Y la última regata del año por disputar.
En la reunión de patrones nos explican el recorrido: un triángulo pequeñito, de una milla y media de longitud, que deberíamos recorrer tres veces. ¡Tres vueltas! ¡Me voy a perder en la segunda!
Al principio, el viento sopla de poniente, y el campo de regatas se modifica para que tengamos que ceñir al menos en una parte del recorrido. Así que salimos en regata, desde la boya de mar adentro, ciñendo hacia la Peñeta del moro, para luego ir de través hacia el Hotel Sicania, y volver a la boya de mar adentro, donde espera el comité de regatas. Eso tres veces.
La primera vuelta, con el viento de tierra, se hace larguísima, y conseguimos terminarla en una hora y media. luego, como estaba previsto, el viento rola hacia Norte, con lo que el tramo de ceñida es ahora el de la Peñeta del moro hacia el Hotel Sicania.
Nuestros amigos del Llevant Blau Regata ya están dando la cuarta vuelta cuando nosotros comenzamos la segunda; pero ellos corren en otra liga...
Después del role de viento, el cielo se encapota, con lo que el viento baja una barbaridad. La segunda vuelta la hacemos en algo más de una hora, pero cuando enfilamos la tercera, el mar se alisa hasta convertirse en una balsa de aceite.
La boya ya estaba deshinchada, ¿eh? que nosotros no la hemos tocado todavía...
Al virar esta boya (en esta ocasión las dejamos todas por estribor) el viento cae ya del todo, y las velas nos quedan colgando como mocos. Estamos virtualmente parados. Si hubiera sido veranito, me hubiera tirado al agua para darme un chapuzón. Pero es Diciembre. Y no apetece.
Así que sólo queda una: coger la radio y comunicar al comité de regatas que el Entre dos azules se retira de la competición.
Es una decisión difícil, porque siempre te queda la duda de si hubiéramos podido salir de la encalmada y retomar el rumbo; pero al ser una regata tan corta, y la encalmada tan grande, no merecía la pena comerse el coco. Además, estaban esperando en el muelle sur con el arroz al horno de despedida del año, y la entrega de trofeos de la liga... Motor y a casa.
El Entre dos azules, en la clasificación; fuimos los últimos en retirarnos... 

sábado, 12 de diciembre de 2015

VIII regata de cruceros Playa de San Antonio - Transporte

Como cada principio de mes (un poco más tarde en Diciembre, por el puente de la Constitución), hay regata en Cullera. Y allá que vamos con el Entre dos azules.
Aprovechamos el puente para hacer el transporte, que madrugar el sábado está muy visto.
El martes 8 de Diciembre, salimos tranquilitos, a motor, tragando las quince millas que separan Valencia de Cullera, un camino que el piloto automático debería saberse de memoria... Por cierto, vamos a aprovechar para calibrarlo, que vemos que tiene una querencia a desviarse un poco fastidiosa. El día es perfecto para ello.
Pulsamos la combinación de botones correspondiente, las lucecitas del piloto comienzan a parpadear, y hacemos un gran giro con el barco; una vuelta y cuarto en dos minutos. ¡Piii!
El autopiloto nos informa que está calibrado; ponemos rumbo a Cullera, y lo engranamos. Parece que va bien, vamos a almorzar.
Justo estamos sentados en la bañera, con el bocata en una mano, una cerveza en la otra, disfrutando de la navegación automática, cuando el piloto decide que no es a Cullera a donde quiere ir, que mejor Mallorca. Y mete toda la pala del timón a babor. ¡Toma virada!
Casi perdemos la cerveza, uno de los bocatas salió rodando, por las prisas de saltar detrás de la rueda y soltar el piloto automático. Nos toca llevar el barco a mano... y otra cosa que revisar. En fin, la lista de cosas por hacer va creciendo día a día.
Menos mal que la rueda se puede llevar hasta con los pies, que si no, nos quedamos sin almuerzo. El camino, no por conocido se hace aburrido; esta vez fueron grandes bandadas de gaviotas y golondrinas de mar las que nos rodean a nuestra llegada al faro.
Tres horitas después, el Entre dos azules queda amarrado en el Club Náutico de Cullera, esperando la regata del sábado.
¡Ánimo que esta semana tiene sólo tres días!