domingo, 30 de agosto de 2015

Brico-barco clásico obliga...

Pues sí, el problema con cualquier cosa vieja los clásicos es que no terminas de arreglar algo, y otra historia se rompe.
Santi estuvo esta semana de mantenimiento, cambiando filtros de gasoil, (recordadme que os enseñe fotos de la vida inteligente que hay dentro del tanque de combustible...) y aceite, cuando, preparándose para cambiar éste último, se agachó bajo el motor, y ¡oh! sorpresa, un soporte del motor roto.
¡Clonc!
El motor en cualquier barco, va montado sobre soportes que lo sujetan al casco mediante silent-blocks de caucho (como en cualquier ingenio motorizado, vaya). Estos soportes sujetan y orientan el motor de tal modo que el eje de la transmisión se alinee perfectamente con el eje de la hélice. (Debo preguntar por ahí por qué cuernos no se utilizan juntas cardan en los barcos...).
Entonces, nuestra avería, aparte de ser un rollo de cambiar, ahí debajo, y con el motor descolgado, puede afectar a la alineación eje-hélice, el pasacascos del eje, en fin, que hay que reparar sí o sí, y sin arrancar el motor, que podemos liarla...
Paso número uno: Sujetar el bloque motor con un taco de madera, y desmontar las dos mitades del soporte.
 Sin que sirva de precedente, éste se desmontó relativamente fácil... con el dado de 19.
Para desmontar la mitad del silentblock tuvimos que conseguir dos llaves del 24...
Soporte temporal del motor en su sitio...
Paso número dos: Llevar los trozos a soldar. Afortunadamente, nosotros practicamos una versión económica de la reparación náutica; la Agro-náutica.
En un taller del pueblo, donde reparan los tractores de la cooperativa agrícola, nos soldaron y reforzaron la pieza en un periquete, por seis euritos...
Esto ya no se rompe, al menos por el mismo sitio...
Y Paso número tres: volver a montar todo en su sitio, como siempre. Haciendo palancas, y con cuidadito, la nueva pata ya está en su sitio.
La prueba definitiva: Arrancar el motor, y darle un poquito de gas: ¿Tiembla? No más que de costumbre, ya hemos dicho que es viejo un clásico... ¿Entra agua por el eje de la hélice? Nada que señalar...
Volvemos a tener el barco como al principio. Y qué trabajo nos da...

martes, 18 de agosto de 2015

Vida submarina...

Aquí tenéis un ejemplo de lo que pasa cuando dejas algo sumergido en agua de mar, en el puerto de Valencia, durante un par de semanas. ¡Ensalada!
Entonces, ya sabemos lo que hay que hacer con el casco del barco:
 
¡A bucear! ¡Chooof!
Y a rascar, algas, gusanitos tubícolas, y lapas, que ya se han empezado a adherir al casco y a cargarse la pintura:
Una lapa, con un trocito de pintura azul del casco... menos mal que la pintura de patente es tóxica, ésta debía ser la lapa drogata de la familia....

domingo, 2 de agosto de 2015

La corrosión por pares galvánicos.

Uf, qué rollo, el título parece de alguna de las clases magistrales del pesado de Materiales de 3º de carrera...
Pero no, no os preocupéis, no os voy a soltar una chapa académica. (Al menos, no más que normalmente...). Advertencia: esta entrada contiene simplificaciones exageradas; si eres químico o técnico de materiales, tápate las orejas.
Lección número uno: Los metales se oxidan. (Ésta es fácil...)
Lección número dos: Algunos metales se oxidan más que otros.
Desarrollo: Aquí os puedo poner una chapa sobre procesos redox, pero la wikipedia lo explica mejor que yo, y no quiero escribir fórmulas.
La oxidación se produce cuando el metal cede electrones. En un entorno húmedo salino (conductor), los electrones corren que se las pelan, y como hay metales que se oxidan más que otros (véase lección número dos), hay metales que ceden más electrones, otros menos, y, si hay contacto entre ambos, ahí tenemos una corriente (efecto aprovechado ventajosamente en el interior de las baterías...).
Pero en construcción naval es nefasto tener dos metales con diferente par de oxidación montados juntos, porque el que tiene más facilidad para oxidarse, en el entorno salino del mar, lo hará a una velocidad vertiginosa...
Tomemos por ejemplo, una regala de aluminio.
Ahí, justo al costado de la cubierta, siguiendo todo el contorno del casco.
El aluminio no se oxida, ¿no? Hay barcos que están construidos enteramente de ese material, y no precisan los costosos recubrimientos protectores de los cascos de acero, ¿qué puede salir mal?
Montar junto a ella un candelero de acero inoxidable, en una zona que suele estar inundada de agua salada.
¿Veis como el perfil de aluminio está carcomido por el óxido?
Nunca es buena idea mezclar metales diferentes en entornos conductores, y siempre es mala idea acercarlos a acero inoxidable.
El acero inoxidable está protegido, paradójicamente, por una capa de óxido, pero de óxido de cromo, (mucho más resistente que el óxido de hierro, que, al ser soluble en agua, permite que el proceso de oxidación ataque al hierro hasta el final...)
El aluminio también está protegido por una capa de óxido, pero en la escala de índice anódico de los materiales, se encuentra por debajo del acero inoxidable pasivado, lo cual quiere decir que se oxida más fácilmente que éste último, y más rápidamente en presencia del mismo.
Otro problema que tiene el Puma 34, por cagada de diseño, es que el agua embarcada (al navegar escorados, o al baldear la cubierta), corre hacia popa por los dos costados, pero se estanca en la zona de las aletas, es decir, justo ahí atrás:
Que es donde está nuestro amigo el candelero de acero inoxidable merendándose a la regala de aluminio. ¡Ñam!

Dadas las fechas en las que estamos, dejaré el blog aparcado unos días por vacaciones... tengo que bricolear al máximo, y ver si puedo sacar el barco al mar algún día... Volveré con contenidos nuevos después de vacaciones. ¡Sed buenos!