jueves, 30 de julio de 2015

El bimini, esa sombrilla incomprendida...

Un barco de crucero se distingue de uno de regata en varios aspectos de la geometría del casco, en superficie vélica, en hidrodinámica, y probablemente en mil cosas más que ahora no vienen a cuento.
Pero un barco de crucero siempre tendrá una ventaja sustancial frente al mejor regatero: puedes timonear sin quemarte el coco. Y el bimini añade superficie vélica en empopadas... en fin, el que no se consuela, es por que no quiere...
Santi, patroneando a la sombrita...
Pero mirando nuestro bimini amarillo, nos dimos cuenta de algo que lo distinguía de los demás... aparte de su discreto tono pollo. Si os fijáis en la foto de arriba, la unión de las barras del bimini está justo detrás del balcón de popa (junto al codo izquierdo del patrón), y el toldo hace unas arrugas raras... ¡está montado al revés!
Así que toca otra reparación estética (que sí, que sí, también estamos poniendo a punto zonas más vitales del barco, pero esto es más chulo de "afotar")
     
La barra más larga, hacia popa, y las otras dos, más altas, mejorando el ángulo con la lona. Ahora está más tersa, sin arrugas, y por supuesto, las barras de acero inoxidable, pulidas y brillantes.
Ahora está más chulo, ¡¡dónde va a parar!!!
En fin, afrontémoslo: si no os lo hubiera contado no os hubieseis dado ni cuenta, ¿verdad? ¡Pero nosotros estamos cada vez más orgullosos de nuestro barquito!

domingo, 26 de julio de 2015

Grifos de fondo

Uno de los quebraderos de cabeza que teníamos a bordo era el de los grifos de fondo. Veréis: el casco de un barco debería ser un sistema estanco: el agua fuera, la gente dentro.
Pero hay varios servicios a bordo que necesitan agua, y la reserva más grande de agua que puede tener un barco es el mar. Así que hay que hacer un agujero al casco para dejar pasar agua dentro. No parece buena idea, ¿no? Y no lo es. Pero es un mal menor.
Entonces, hacemos el agujero, y llevamos una tubería hasta donde necesitamos el agua (refrigeración del motor intraborda, sistema de evacuación inodoro...). Hasta ahí, todo bien. También hay desagües que van directamente al mar: fregadero, WC, bañera exterior... Más agujeros.
¿Y qué pasa si algún día hay una avería, y se rompe alguna de esas mangueras? Pues mal asunto (sobre todo si es la del baño...). Hay que poner un grifo que cierre esa entrada justo en el casco, para evitar el riesgo de vía de agua al interior.
El tapón de madera debe estar también, por seguridad. Si todo falla... tapón al canto.
Esos grifos, llamados de fondo, tienen una finalidad de seguridad. Y deben estar en buen estado. El problema es que cualquier mecanismo en el mar, está sometido a un entorno bastante hostil, y los grifos de fondo están en primera línea de fuego. Hay que cerrarlos y abrirlos de vez en cuando, para que no se atasquen (que en el momento que necesitemos cerrarlos puede ser muy difícil...). Si recordáis, en el viaje de transporte a casa, intentamos cerrar el grifo de fondo del WC y no pudimos. Pues esa reparación está en la lista desde entonces. Y hoy la hemos podido borrar.
Después de la limpieza del casco, en la que Santi se esmeró en limpiar el agujero del pasacascos, que estaba lleno de bichos; y varios intentos de cerrar el dichoso grifo (que al ser una llave de paso de una pulgada y media tampoco era fácil... cuanto más grandes, más duras de mover...) hoy hemos conseguido convencerla de que es mejor cerrarse.
Creo que ha sido porque veníamos con la llave de grifos para desmontarla (y un arsenal de herramientas y planes "b"), y ha visto que el riesgo de desahucio era real, y se ha soltado sola... O porque hemos hecho fuerza desde otro sitio...
 Hay que sentarse en el banco del salón, detrás de la mesa.
 Meter la mano en el cofre de la sentina.
 Y alcanzar el grifo de fondo grande. Como todo en el barco, está poco accesible, y rodeado de cables y tuberías. Menos mal que esta semana habíamos saneado también la zona, sacando cables eléctricos que pasaban por debajo de las tuberías de agua (!) y dejando algo más despejado el acceso.
Ya están los dos grifos (entrada de agua y salida del WC) cerrados. Ahora podemos acometer las reparaciones en el baño con seguridad de que no se va a hundir el barco (que ya sería triste, hundir el barco porque se te inunda el inodoro...)

miércoles, 22 de julio de 2015

Amarras nuevas.

Como ya os habéis leído la entrada de la cabuyería, no os voy a entretener más con detalles de cómo se trenza una gaza; os voy a presentar directamente mi último trabajo: Las amarras de puerto.
Teníamos el barco amarrado al muelle con un par de cabos que nos encontramos a bordo, probablemente viejas escotas roídas, que hacían bien su función, pero que no quedaban muy bien... una de cada color, y ya sabéis cómo me gusta que las cosas queden bonitas.
Las amarras, adujadas a la holandesa. (Con forma de ensaimada).
 Así que compramos veinte metros de cabo de poliéster negro trenzado, para hacer dos amarras de unos nueve metros cada una. (Un metro entero se va en la gaza).
¿Para qué queremos nueve metros de cabo para amarrar? Primero, para hacer dos hermosas ensaimadas en la cubierta, que cuando limpie el barco (otra vez), van a quedar preciosas.
Y después, para poder amarrar por seno, (también conocido como "a la contrabandista"), y poder salir del puerto llevándonos las amarras, sin necesidad de pedir ayuda o saltar a tierra para soltarlas.
Amarra por seno: la amarra va del barco a tierra y vuelve, toda la maniobra se trabaja a bordo.
De momento, hemos amarrado con la gaza en el noray del muelle, primero porque no tenemos planes de salir a corto plazo, y después, como este es nuestro puerto base, para salir a dar un paseo, podemos dejar las amarras en tierra.
Detalle de la gaza.
P.D.: Estoy poniendo en marcha una pequeña página con definiciones de marinés... sí esos palabros incomprensibles que suelto de vez en cuando... Habréis notado que hay palabras que llevan un enlace... que os lleva directamente a su definición. Por ahora es más que modesto... pero irá creciendo.

sábado, 18 de julio de 2015

¡Alternador fuera!

No es que queramos desmontar el barco pieza a pieza... es que no queda más remedio.
El problema de las baterías venía de una avería en el alternador, más concretamente en el regulador del alternador, que en lugar de regular la tensión de carga, como debe hacer cualquier regulador bien educado, les daba a las baterías más de 15V, todo el rato.
Y claro, eso no hay batería de 12V que lo aguante... al menos más de cinco minutos...
Así que Santi se remangó esta semana (otra vez), y desmontó el alternador.
Estamos aprendiendo un montón de cosas estos días (y lo que nos queda...) así que voy a comentaros ciertas curiosidades de los alternadores.
Alternador del motor Solé Mini Diesel 34. Marcamos la posición original con cinta, es la que da la tensión correcta a la correa.
Todos los que tenemos coche, tenemos uno de éstos en el motor. Y los motores marinos son habitualmente, motores de coche, tractor o excavadora, "marinizados", es decir, a los que se les hace ciertas modificaciones en la refrigeración y la transmisión para que pasen a refrigerarse con un intercambiador de agua salada, y muevan una hélice en lugar de un diferencial y las ruedas.
Pero del alternador, no se habla en este capítulo... a pesar de que el alternador en un coche tiene un uso sustancialmente distinto que en un barco.
El alternador produce, como su propio nombre indica, corriente alterna, (como la de casa, pero de sólo 14V) por medio de un rotor, y un estator en cuyas bobinas se induce la corriente.
Despiece de la carcasa anterior del alternador.
Posteriormente esta corriente alterna pasa por un puente de diodos, que la rectifican, y la convierten en corriente continua.
Cuerpo del alternador, en el que se ve el rotor en el centro, con seis "pétalos", y las bobinas de cobre del estator.
Y por último, la corriente, ya rectificada pasa por un regulador, que regula (valga la redundancia) la tensión de la corriente.
Las baterías tienen un voltaje nominal de 12V. Según se van descargando, van dando menos tensión, y para cargarlas, el alternador debe darles más tensión de la que tienen, si no no las llenarían (como el nivel de una piscina, por utilizar un símil visual...) Pero sin pasarse, que si no, explotan.
Y para eso está el regulador, que en nuestro caso -habéis adivinado- está averiado.
El rotor ya ha salido de su carcasa, y el puente de diodos y el regulador se encuentran al fondo.
Un alternador preparado para motores de coche, da alrededor de 15V, que sin regulador y todos en fila hacia la batería, no son muy saludables (para la batería).
Pero en un coche, en el que el motor está en marcha todo el tiempo de utilización, el alternador lo que hace es suministrar energía a todos los servicios eléctricos del coche (que son un montón, y cada vez más...), y como añadido, así como quien no quiere la cosa, carga la batería, que se utiliza únicamente en el arranque.
(No hablo de los motores con stop&go, buscaros un foro de coches).
En un barco, y velero para más señas, el alternador del motor hace únicamente aquello para lo que es accesorio en el coche: cargar baterías. Punto.
El regulador debe sudar la gota gorda para domar el flujo de corriente hacia las baterías, y cuando éste falla, la solución puede ser la que ya aplicamos en el viaje de ida a Burriana: como íbamos a motor, tuvimos que encender todo lo que gasta amperios a bordo, para desviar algo de la atención del alternador: nevera, luces de navegación, luces de cabina (las normales, que las de LED consumen muy poco), y porque no llevamos equipo de música, que si no, también...
Ahí está la madre del cordero: el estator, con uno de los bobinados cortado (toca soldar), junto al puente de diodos, y el regulador, lo que está más a la derecha, con las escobillas.
Total, que tenemos todo este piecerío desmontado, sin posibilidad de reparación (el alternador es tan viejo, que en el taller donde nos reparan el coche nunca habían visto uno igual...), así que toca buscar sustituto, nuevo o de ocasión... ¿Alguien vende un alternador seminuevo?

lunes, 13 de julio de 2015

Desmontar es fácil...

...volver a poner las cosas en su sitio, sin embargo, puede llegar a ser un poco peliagudo.
La bomba de la sentina, que desmontamos del hueco del motor en la entrada anterior... ¿la recordáis?
Que estaba en el lugar más inaccesible del compartimento del motor:
El cuadro eléctrico desmontado sobre el Mitsubishi K4D (Alias Solé MINI Diesel 34: el motor).
Sí, ahí justo, a la izquierda, más abajo... más... ¿llegas? ¿no? Pues es justo ahí: donde no llegas.
Hala, a colarse por el cofre de la bañera. Que empiezas entrando con miedo...
Hola ¿hay alguien en casa?
Y luego vas cogiendo confianza... y te cuelas dentro a vivir.
No, si yo estoy aquí la mar de agustito...
Vamos a poner un camarote más al barco: uno con calefacción...
Total, que después de un buen rato de pelearse con las herramientas y la bomba, que pesa lo suyo, decidimos instalarla en otro sitio más accesible: el armario de la cocina. Que está ahí al ladito, tiene puerta, y sitio de sobra. Se acabaron las contorsiones por hoy... ¿necesitas un masajito...?

martes, 7 de julio de 2015

¿Qué tendrá la sentina... que apesta?

Para este nuevo capítulo de brico-barco, habíamos decidido apretar el prensaestopas del eje de la hélice.
Si habéis seguido el enlace que os dejé en una entrada anterior, ya sabréis que un prensaestopas es un sistema de estanqueidad utilizado en ejes giratorios, que permite lubricar y refrigerar el eje, a la vez que evita que el mar se cuele dentro del barco.
Funciona mediante una presión axial (en la dirección del eje) contra un conjunto elástico (estopa), que debe estar suficientemente apretado para no dejar pasar el agua con el eje parado, y lo suficientemente holgado para que pase una gotita de vez en cuando con el eje en marcha.
Así que Santi se mete dentro del cofre que hay junto al motor, se contorsiona para llegar a la bocina de la hélice, y con una llave grande accede al prensaestopas... y no se atreve a apretarlo más.
Si cuando digo que se mete dentro de un cofre, ¡¡se mete dentro entero!!
La instalación tiene bastante solera, y el aspecto no es tranquilizador... al menos para el armador sin experiencia, así que ¡cambio de planes!
Vamos a desmontar y a reparar la bomba eléctrica de achique.
El barco tiene dos bombas de achique manuales, al menos una funciona perfectamente, (la otra creo que necesita un cambio de membrana...) y una bomba eléctrica que está inutilizada. El anterior dueño nos dijo que un día intentó encenderla y fundió el fusible, que estará un poco atascada, pero que con un par de golpecitos se arregla. ¡¡Ni que fuera esto el barco de los Hermanos Macana, qué manía con aplicar la llave de golpe a todo!!
Nos ponemos a ello. Por supuesto, la bomba está en la esquina más inaccesible, ni desde la cabina ni desde el cofre se llega cómodamente, hay que estirarse y soltar las abrazaderas y los tornillos que están detrás del motor...
La bomba es una Jabsco Water Puppy, con cuerpo de bronce, motor de 12V, 15A de fusible y unos 200€ en el mercado... ¡Mas vale que esté bien!
Santi, desmontando la bombita...
Desmontamos el motor, y éste funciona en vacío... el bobinado no está dañado... ufff... menos mal!
Desmontamos la bomba, y encontramos la madre del cordero:
¡Arena!
La bomba debió tragar porquería en alguna ocasión, y se atascó, fundiendo el fusible, e inutilizándola. Limpiar el bronce, sustituir el rodete, y montarla de nuevo; nos hemos ahorrado (de momento) 200€. Pero antes de instalarla en su sitio, sabéis qué toca hacer, ¿no?
...Limpiar la sentina...
Y suma, y sigue...

viernes, 3 de julio de 2015

Cabuyería

Hoy salgo del trabajo y me voy al náutico a las cinco y media de la tarde. Ya no aprieta tanto la canícula, y se puede estar agradable sentado en cubierta. Santi lleva todo el día arrancando cables, y sudando dentro de la cabina, yo me voy a dedicar a otros menesteres más relajantes: voy a hacer una gaza trenzada en uno de los cabos de las defensas.
El trabajo de cabuyería es una de las cosas que más destacan en un barco velero, dada la cantidad de cabos que se ven sobre la cubierta, el hecho de que estén bien anudados y preparados, le da muchos puntos al aspecto exterior. Así que, manos a la obra...
 Las defensas están atadas con un as de guía común y silvestre... Nudo versátil donde los haya, pero feo para un elemento que está en la fachada de nuestro barco.
 La ventaja del as de guía (como todos los nudos marineros bien hechos) es que no se azoca, es decir, aunque hace décadas que se ató, y ha pasado un montón de agua salada y sol por el nudo, en cuanto aflojamos la tensión y damos un par de tironcitos, ¡hop! ya está suelto.
 Todos los ingredientes a mano: el cabo y la defensa, un cutter, una aguja hueca para gazas, cinta aislante e hilo para ayustar. ¡Manos a la obra!
 Una vez pasado el cabo por la argolla de la defensa, y marcados los extremos de la gaza con cinta aislante, se separan los tres torones del chicote y se comienza a trenzar sobre el cabo, ayudándonos de la aguja para gazas.
 La primera vuelta; la gaza ya va tomando forma.
 Después de seis vueltas, hay que entresacar alguna filástica de los torones que aún no están trenzados, para que la trenza vaya menguando paulatinamente.
 Una vez trenzados todos los torones hasta el final, es hora de ayustar la gaza: rematar la punta con hilo para que no se deshaga. Aunque es bastante resistente tal y como ha quedado, nunca está de mas darle un par de puntadas.
 ¡Ale-hop! una gaza trenzada estupenda colgando de la borda del Entre dos azules. ¿Es un barco con clase o no? Me ha costado una hora de trabajo, y he reciclado un cabo que ya tenía a bordo.
A ti te toca mañana... ;-)