jueves, 25 de junio de 2015

Buscando base...

Pues ya hemos hecho la primera regata, con reparaciones de emergencia y la jarcia tensada "a ojo".
Y no nos ha ido mal... pero hay que buscar centro de operaciones y ponerse a trabajar, que el barquito lo va a agradecer.
Además, aún está de "okupa" en Burriana, pero este fin de semana se nos acaba el chollo y toca encontrar un amarre de alquiler, a poder ser más cerca de casa. El viernes 19 de junio, nos vamos a Burriana para recoger y traerlo a Valencia.
Las previsiones dan viento de N - NE, perfecto para venir navegando de aleta, nada que ver con la ida, que pillamos el viento en contra...
Tempranito por la mañana, el sábado largamos amarras, nos despedimos de Alfonso y su Kyo (recomiendo la lectura de su travesía: "KYO: El Atlántico a vela"), y enfilamos desde la bocana del puerto rumbo directo a Sagunto. Izar mayor, sacar el génova entero, y apagar motor. El barco, con buen viento navega más rápido a vela... para eso está hecho, ¿no?
Llegando a Canet, hay una pequeña regata, pasamos de lejos, junto a las piscifactorías que pueblan la costa, y continuamos viaje hacia Valencia. El viento no termina de rolar al E como estaba previsto, y nos sigue empujando por la aleta de babor. Como hay olas, hay que tener cuidado para que la mayor no trasluche y nos barra la cubierta de un golpe...
Pasamos justito junto a la boya de la piscifactoría, y rumbo a Valencia empezamos a ver cada vez más palangres. Estas artes de pesca no son muy peligrosas en sí, una boya enana con una banderita, y un cabo largo con varios anzuelos, para enganchar a algún pez incauto que pase por allí... El problema es que te enganches una con la orza, o la hélice, se te puede hacer un lío...
Y lo peor son las que no se ven, que pasamos junto a una que eran cuatro flotadores minúsculos con una especie de red entre ellos, y una antena de esas de GPS, con forma de seta, que no levantaba un palmo de las olas... No me preguntéis qué cuernos era, que lo vi pasar de chiripa junto a la borda, y me quedé alucinada con los inventos que la gente tira al mar... ¿era un palangre? ¿los restos de un pecio? ¿una marca para traficantes? Se te ocurre cualquier cosa, desde luego no era fácil de distinguir, y me la podía haber comido con patatas.
Ya cerca del puerto, comienza el tráfico. Catamaranes que salen de la Marina Real, cargueros que entran y salen de la bocana del puerto...
Al ser sábado, es un día ajetreado, y en el ratito en que cruzamos la bocana, salieron dos portacontenedores y entró otro. Es como cruzar una autopista con una bicicleta. (Bueno, realmente no, que en la autopista hay bastante más posibilidad de que te atropellen...)
Después de dejar pasar ese carguero, uno de los que estaba fondeado fuera, se dio la vuelta, y de estar quietecito e inofensivo, pasó a apuntarnos con la proa... ¡¡Qué mieditoooo!!
Ahí empiezas a hacer cálculos: ¿hemos visto la lancha del práctico? Aún no... Los remolcadores tampoco han salido aún a recibirlo... si arranca ahora, ¿cuánto tarda en llegar hasta aquí? Al final decidimos que no había peligro, y cruzamos la bocana. Normalmente, lo más seguro en el mar, es seguir haciendo lo que estabas haciendo, sin variar el rumbo... y sin dejar de vigilar, por supuesto.
Total, que desde que dejamos la marina Real por el través hasta que llegamos a la bocana del náutico, pasa casi una hora... encima amenizada por tráfico pesado. Como para haberlo hecho el día que llegamos de Mallorca...
Al abrigo del espigón, arriamos la mayor y enrollamos el génova. Arrancando el motor únicamente para entrar al puerto, así da gusto viajar...
Sacar defensas, preparar amarras, y empezar a llamar a marinería para que nos asignen un amarre de transeúntes. En el Náutico de Valencia el canal de radio para llamar al marinero es el 69, aunque ahora te dan también el número de teléfono, porque cada vez hay más gente que llama del móvil...
Nosotros llamamos un par de veces por radio, y no obtuvimos respuesta...
Bueno, pues vamos entrando, a lo mejor es que con los walkie-talkies no les oímos desde aquí (la dársena del náutico es muy grande...). Nos acercamos a la gasolinera, siempre hay alguien por allí, que nos pueda echar una mano para amarrar mientras intentamos llamar de nuevo.
Finalmente, Santi me indica un pantalán flotante, justo en frente de la gasolinera, donde ya hemos visto en otras ocasiones barcos de transeúntes. Vamos a intentar amarrar allí. Él se sienta en la proa, mientras yo me acerco despacito al pantalán, un poco en diagonal. Salta a tierra con una amarra, y yo freno el barco con un golpe de motor atrás. Como no hay viento, nos da tiempo para amarrar dos largos y abarloar el barco al pantalán tranquilamente. Ya estamos - por fin - en casa.
Una vez amarrados, hacemos un último intento de comunicar con el marinero:
"Náutico Valencia, Náutico Valencia, aquí velero Entre dos azules, Entre dos azules, ¿me reciben? cambio" ggggk!
"Sí, adelante, Entre dos azules"
¡Vaya, hay vida en este planeta! jejeje...
"Si, mire, estamos abarloados en el muelle 38, porque no recibíamos respuesta. Necesitamos amarre para un día o dos, cambio".
"Afirmativo, manténgase a la espera".
Total, que llega el amable marinero hasta el muelle y nos dice que si es sólo para un día, que nos quedemos donde estamos (ya que le hemos ahorrado el trabajo...) y le decimos que sí, que hemos quedado con una persona que nos va a alquilar un amarre, y que nos vamos mañana mismito... Probamos la radio, porque no nos cree que le hayamos llamado tres veces, y sí que funciona... en fin, las ondas se habrán perdido en el éter...
Mañana lo llevamos a su sitio definitivo.

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