jueves, 12 de septiembre de 2013

Torla, puerta de los Pirineos

En Huesca se encuentra el pueblecito de Torla, entrada natural al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
¡Caracol, que te pierde el paisaje!
Es el segundo parque nacional más antiguo de España, declarado el 16 de agosto de 1918, mediante Real Decreto, con el nombre de Valle de Ordesa. En 1982, el Parque se amplió y se reclasificó bajo el nombre actual.
Mirando desde Torla a los Pirineos, lo primero que se aprecia es un enorme farallón que hace de frontera natural con Francia, y que cierra el valle al norte. El valle de Ordesa se encuentra al este de este enorme macizo calcáreo, y el valle de Bujaruelo, recorrido por el río Ara, se abre al oeste.
El acceso al parque de Ordesa en verano está fuertemente regulado, permitiéndose un máximo de 1800 visitantes al día, subiendo en autobús desde el pueblo de Torla.
La entrada a Bujaruelo, sin embargo, se realiza por una pista de grava, fácilmente accesible para turismos, que lleva a un recogido valle, siguiendo el río Ara. Este valle es un destino curioso para los turistas, igual de impresionante en cuanto al paisaje, pero mucho menos aglomerado.
En tiempos, Bujaruelo estuvo poblado, al levantarse en su interior el Hospital de San Nicolás, construido en torno al 1150 por la Orden de los Hospitalarios y alrededor del cual hubo poblamiento hasta el siglo XVIII.
En la actualidad todavía puede verse el puente románico, las ruinas de su maltrecha iglesia y el Mesón-Hospital, tantas veces reconstruido como destruido en el transcurso de las numerosas guerras con la vecina Francia.
Su riqueza natural evidente proviene de su aislamiento, y la buena conservación de sus bosques, hayedos, pinares, robledales... lo que lo convierte en refugio para muchas de las especies más amenazadas de Europa, como el oso pardo pirenaico, el urogallo, el quebrantahuesos, la perdiz nival, la nutria o el desmán de los Pirineos.Ya en tiempos napoleónicos, existió un proyecto para construir un paso carretero de montaña hacia el puerto de Bujaruelo, frontera con Francia donde llega la carretera del Col de Tentes y la estación de esquí de Gavarnie-Gèdre. Este proyecto fue definitivamente abandonado en la parte española hacia 1982, lo que permitió preservar en gran medida este precioso entorno.
La única manera de pasar a Francia desde este punto es caminando, un recorrido de tres horas hasta la raya, para bajar al otro lado hacia Gavarnie.

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