lunes, 9 de noviembre de 2015

Madrugón en el náutico...

El título de esta entrada se justifica con esta foto:
Amanecer. Las siete de la mañana, saliendo del puerto.
Ya es principio de mes, otra vez hay regata en Cullera; hay que recorrer las quince millas que nos separan de la bahía cullerense antes de las once de la mañana, para participar en el VIII trofeo Torre del Marenyet. Esta vez nos acompaña nuestra buena amiga Raquel, que hace las veces de fotógrafa, con lo que esta regata va a quedar más que documentada.
Madrugamos muchísimo, para hacer el viaje tranquilos, y llegar de sobra. El mar nos espera con una superficie lisa como un plato, poco viento, y de tierra; navegamos las primeras millas a motor, con la vela mayor izada para equilibrar el barco.
El sol asoma tímidamente...
El viento fue alegrándose a medida que amanecía, y hacia las ocho de la mañana, con el génova también desenrollado, pudimos apagar el motor y navegar a vela.
La tripulación al completo.
Al ser viento de tierra, aparte de un poco racheado, nos arrastra los olores de la costa; desde el "aroma" de la depuradora de Pinedo, pasando por los croissants tostados del Parador del Saler y un olor chungo a quemado de una rastrojera en el Mareny... mirando atrás podíamos distinguir la nube negra que habíamos atravesado.
Bruma-humo...
A las diez de la mañana, doblamos el cabo del faro de Cullera.
El faro y las urbanizaciones del cabo.
A sotavento de la montañita de Cullera, el viento cae del todo, y arrancamos de nuevo motor. La bahía está lisa como un espejo, y los pescadores se afanan para sacar alguna presa del fondo.
Cruzamos la bahía, y enfilamos la desembocadura del Júcar.
 El mar, como un plato, literalmente.
El Entre dos azules amarrado en Cullera. Abarloado en tercera fila...
A las once y media, en la reunión de patrones nos explican el recorrido costero para la clase Club; desde la boya de la torre del Marenyet, a lo largo de la costa hacia el sur unas tres millas; vuelta a la Penyeta del Moro, y ceñida de nuevo hasta la puerta, donde nosotros acabamos. La clase Regata debe volver a hacer la ceñida de tres millas y enfilar la puerta desde el sur. ¡Nos vamos de regata!

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