miércoles, 11 de noviembre de 2015

La crisis de la boya

Estamos en el Club náutico de Cullera para participar en el VIII trofeo Torre del Marenyet, que se celebra el 7 de Noviembre de 2015. Desde que tenemos el Entre dos azules, hemos intentado participar en las regatas de Cullera, con poca suerte de momento... Parece que esta vez, va la vencida.
Hemos conseguido llegar hasta aquí a tiempo para la reunión de patrones, lo que ya es un hito en nuestra lista...
Reunión de patrones en el muelle sur.
Después de la reunión, y con las instrucciones de regata bajo el brazo, abordamos el Entre dos azules y salimos del puerto, rumbo a la bahía, y a la zona de salida.
Descendiendo el Júcar, con toda la flota detrás.
El procedimiento de salida está previsto a las 12:30, y en Cullera el horario se respeta... si no, no llegamos a la paella. La flota va evolucionando cerca de la línea de salida, nueve barcos en Clase Regata, seis en Clase Club.
Antes del procedimiento de salida, los barcos remolonean por ahí, subiendo velas...
El comité inicia la rueda de reconocimiento, nombrando a cada barco por radio para comprobar que estamos en regata, como pasar lista en clase. Basta contestar "En Regata", y te chequean en la lista. El que no contesta, no participa.
La flota, en regata.
Al tomar la salida, todos los barcos se apelotonan junto a la boya, nosotros nos mantenemos un poco más apartados, hacia el barco comité, y tomamos la salida más a tierra, con una clara desventaja frente a los demás; el viento viene del mar, y nosotros estamos más abajo. Nos toca ceñir.
Afortunadamente, el Puma es un gran ceñidor, y los años en el club de regatas nos han servido para aprender una cosa o dos. Hemos hecho una mala salida, y no sólo debemos navegar tres millas hacia la boya, sino también ganar barlovento. Entre el Trimmer (Santi) y el Timonel (yo), ajustamos las velas y el rumbo para que el Entre dos azules vaya avanzando lo más ajustado al viento posible. Arribando un poco para ganar velocidad, orzando con cuidado hasta el límite, hasta que el trimmer me advierte que la vela pierde sustentación, y vuelta a empezar. El viento es flojo, y el barco está sucio, pero vamos ganando gradito a gradito, y conseguimos acercarnos a la flota.
¡Los tenemos ya a mano!
De salir los últimos, hemos conseguido adelantar al Aquari, al La Salada y al Athenea, a los que incluso dejamos por sotavento. El Constancia nos mantiene el pulso, pero es que lleva unas velas impresionantes, y es difícil de batir, aparte de que lleva ganado el barlovento, va muy por delante de nosotros.
Llegamos a la altura de la boya, unos doscientos metros más hacia la playa; toca virar y acercarnos a ella navegando por el otro costado. Vemos virar al Constancia, y tomar la boya con margen, no estoy segura de que nosotros podamos, el trimmer me anima, cuento hasta diez, y viro...
Hay que dejar la boya por babor, y vamos muy justitos con este poquito viento.
¡Demasiado pronto! El viento me abate hacia la boya, no vamos a conseguir dejarla por babor, y ya no hay distancia para jugar como hemos hecho en la ceñida hasta aquí. Por dos veces, el barco se me aproa, no consigo sacarle velocidad y me ofusco en pasar la boya; no lo estoy haciendo muy bien. Otra virada más, el Atenea y el La Salada toman la boya y se van, como he tenido que virar, debo dejarles paso; hasta el Aquari nos adelanta. Buf, con lo bien que nos había salido hasta ahora... otra vez estamos los últimos. A la tercera, va la vencida, aunque la pasamos justito...
 
¡Aparta, aparta! Doblamos la boya los últimos de la flota, queríamos llevárnosla de recuerdo...
En fin, comienzan las tres millas de sotavento, esta vez el viento nos empuja por la aleta de estribor, y la velocidad del barco es desesperadamente lenta. Toda los barcos navegan con velas de proa, spinnakers, gennakers, algún código cero... Sólo el Aquari y nosotros tenemos únicamente el génova, la flota nos deja atrás sin remedio. De nuevo la pelea, metro a metro, adelantando otra vez al Aquari antes de llegar a la Penyeta del Moro, donde se sitúa la tercera boya. Esta no la podemos pasar rozando, que es una piedra...
La Penyeta del Moro, esta vez le dejamos distancia de respeto...
Doblar la Penyeta, nueva ceñida hasta la puerta de salida, donde la flota de clase Club termina el recorrido. Algunos barcos de la clase Regata ya han cruzado la meta, después de haber dado casi dos vueltas al campo de regatas.
El barco comité; ya casi estamos.
Nuestra grumete-fotógrafa-operador de radio en ratos libres, anuncia nuestro nombre al comité, para que tomen el tiempo de llegada, y nos vamos al puerto. ¡Nos hemos ganado la paella!
Después de 9254 segundos en regata, (2 horas, 34 minutos y 14 segundos), llegamos en un 14º puesto, justo por delante del Aquari. Vamos a comer al restaurante del náutico, hay que reponer fuerzas para el viaje de vuelta.

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