jueves, 30 de julio de 2015

El bimini, esa sombrilla incomprendida...

Un barco de crucero se distingue de uno de regata en varios aspectos de la geometría del casco, en superficie vélica, en hidrodinámica, y probablemente en mil cosas más que ahora no vienen a cuento.
Pero un barco de crucero siempre tendrá una ventaja sustancial frente al mejor regatero: puedes timonear sin quemarte el coco. Y el bimini añade superficie vélica en empopadas... en fin, el que no se consuela, es por que no quiere...
Santi, patroneando a la sombrita...
Pero mirando nuestro bimini amarillo, nos dimos cuenta de algo que lo distinguía de los demás... aparte de su discreto tono pollo. Si os fijáis en la foto de arriba, la unión de las barras del bimini está justo detrás del balcón de popa (junto al codo izquierdo del patrón), y el toldo hace unas arrugas raras... ¡está montado al revés!
Así que toca otra reparación estética (que sí, que sí, también estamos poniendo a punto zonas más vitales del barco, pero esto es más chulo de "afotar")
     
La barra más larga, hacia popa, y las otras dos, más altas, mejorando el ángulo con la lona. Ahora está más tersa, sin arrugas, y por supuesto, las barras de acero inoxidable, pulidas y brillantes.
Ahora está más chulo, ¡¡dónde va a parar!!!
En fin, afrontémoslo: si no os lo hubiera contado no os hubieseis dado ni cuenta, ¿verdad? ¡Pero nosotros estamos cada vez más orgullosos de nuestro barquito!

3 comentarios:

  1. Yo si me habia dado cuenta! de hecho era algo que iba a comentarte mañana jajaja

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  2. Pero eso no valeeee, tú viste el barco sin bimini... estaba claro que lo íbamos a instalar!!! Jajajaja...
    Así no vale, juegas con ventaja... ;-)

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  3. Pues yo no tenía ni sea de que el toldillo se llama bimini, me suena que hay unas islas que se llaman así, lo único.

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