jueves, 28 de abril de 2011

Relato de La Ruta Salera 2011 (y IV de IV)

Estrategia entre mercantes...
Tomamos rumbo 0°, para aprovechar mejor el viento, que nos entraba por la aleta, y subimos directamente hacia el norte. El navegante calculó la hora a la que deberíamos cambiar a rumbo 300° para llegar a Valencia, y nos pusimos a preparar la maniobra del tangón. Rescatando cabos que han visto días mejores, preparamos una contra amarrada a una cornamusa de proa, y una braza para trabajarla directamente desde la bañera. Como ya habíamos identificado el amantillo del tangón, pronto pusimos éste en su sitio.
Como el mar nunca es suficientemente grande, sobre todo si Murphy está mirando, en el momento en que nos tocaba maniobrar se nos cruzó un carguero enorme y rojo de Hamburg Süd. Orzamos para dejarle pasar, y en su popa arribamos hasta ponernos en rumbo 310°-315°, que es lo que me dejaba la mayor totalmente abierta. Desenrollamos el génova con la escota pasada por el tangón, y voilà! unas hermosas orejas de burro.
La mayor a babor, el génova a estribor, atangonado.
El Juno danzaba sobre las olas a unos buenos seis nudos, el viento se mantenía razonablemente estable, y pudimos mantener ese ritmo casi una hora. Pero empezó a caer, y a rolar, y decidimos trasluchar. Enrollamos el génova, cambiamos el tangón de banda, y preparamos de nuevo la maniobra por babor. Soltamos la retenida de la botavara, y trasluchamos. De nuevo desenrollar el génova y que el viento nos empuje. Las olas hacían bastante difícil la maniobra, y yo a la caña sudaba cada vez que el palo daba una sacudida. La retenida hizo bastante bien su trabajo impidiendo varias veces que la botavara barriera la cubierta. Aunque íbamos todos agachados, por si las moscas...
No llevábamos así más que unos minutos, cuando el patrón dijo: ¡Venga, va, vamos a enrollar!
¿Por qué hay tanto tráfico? ¿Es la operación salida?
La verdad es que yo estaba tan concentrada vigilando las olas, la botavara, la veleta y el rumbo, que no me dí cuenta de la razón de tanta prisa, hasta que oí cuatro pitadas horribles y apremiantes... Arrancamos el motor, y ya sin génova, nos apartamos de la derrota de otro carguero enorme que quería entrar al puerto de Valencia. ¡Esto se estaba convirtiendo en una carrera de obstáculos! Virada por avante, una nueva trasluchada, y ya enfilamos la bocana a motor, con la mayor cazada a la línea de crujía. Los del Pirata ya habían amarrado en puerto, y nos estaban esperando. Si no llega a ser por los dichosos cargueros, casi hubiéramos llegado a la vez... En fin, otra vez será...
 Nuestra estela en el plotter, con tirabuzón incluido...
... y yatá.
Ruta de la Sal 2011, parte 4

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