miércoles, 26 de enero de 2011

Entrenamiento del Domingo

Este domingo pasado repetimos entrenamiento. Las previsiones que di el sábado se cumplieron, viento rolón y desconsiderado, mar tendida de casi un metro, a duras penas el barco avanzaba de través al mar y al viento, amurados a estribor, pero en el bordo contrario, nos atascábamos con cada ola. Un rollo. A bordo practicamos nudos, y creo que dejamos medianamente clara la maniobra de los rizos (su preparación, que no tomamos ninguno... hubiera sido demasiado...)
Así que cuando la navegación se hizo tan  pesada que la tripulación, entre nudo y nudo, empezaba a describir, con todo lujo de detalles, el aperitivo que se echarían a la boca si llegáramos a puerto, cogí la indirecta y enfilé la bocana.
Y de ese momento tengo, por cortesía de Germán de nuevo, (voy a tener que invitarte a algo), unas de las pocas fotos mías al timón. Es que ser la que lleva siempre la cámara tiene sus desventajas... Cuando no la llevas vienen delfines, y cuando sí la llevas, tú no sales.
Entrenamiento Dufour
Ni que decir tiene que llevé el Dufour al amarre, y ante el asombro general, atraqué en una limpia maniobra de ciaboga atrás a babor con recuperación de proa... (no sé porqué no arranqué aplausos, con lo bonita que me salió...) ¿Que las mujeres no sabemos aparcar? Psé, doce metros, de popa y en una sola maniobra, ¿qué me dices? Algún día os contaré los secretos de las hélices dextrógiras... De momento me guardo la información para seguir sorprendiendo al personal. ;-)
Y, mérito extra, no toqué el sedal del abuelo que estaba pescando en el amarre del costado. De hecho, picó un pez en ese momento, debimos asustarlo con el alboroto del amarre, y mordió el anzuelo por agarrarse a algo..

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